Supón por un momento que tenemos un amigo común, pongamosle por ejemplo Robin. Se dice que este tal Robín estaba el Viernes por la tarde aburrido por las calles de Madrid ya cansado de pasear… y se sentó a tomar un cafecito o similar en un bonito café llamado Starbucks. Y se le ocurre que igual pueda haber alguna red inhalambrica en las proximidades y bingo 4 positivos:
– HotSpot: El servicio de red inhalambrico ofrecido por el propio Starbucks, con interesantes tarifas para conexión mensual y prepago.
– Teléfonica: El servicio de red inhalambrico del que yo no tenía conocimiento y que al parecer también puedes adquirir bonos.
– Wireless: Una ADSL inhalambrica de telefónica con la configuración por defecto y a disposición de todo el que pase por allí, un clásico cada vez más clásico.
– 123: La única red que estaba «cifrada» con WEP y al parecer de uso particular.
Luego decidió hacer otras pruebas en otro barecito (ADSL desprotegida), caminar dá sed, y en la estación de Atocha (Misma red de pago de telefónica). Nuestro amigo Robin estaba encantado de la proliferación de las redes inhalambricas, pero se hizo varias preguntas:
– ¿ Por qué iniciativas altruistas como la de compartir nuestra conexión a internet con los caminantes es un acto ilegal ? ¿ No paga este ya por la conexión, que importa cuantos o quienes la usen ?
– ¿ Cuando aprenderan o decidirán hacer instalaciones «seguras» por defecto las compañias de telefonia para que no se cuele en la red cualquiera en caso de que no seas tan altruista ? ¿ Para cuando 802.11i ?
Mi amigo Robin me ha pedido que dé desde aquí las gracias a los madrileños que ese día le permitieron seguir conectado a la red. Un saludo de su parte.