Leyendas de un garrulo en la capital (Ep I)

Una de las sensaciones que tengo grabadas con más fuerza de estos últimos años es mi llegada a Getafe en busca de piso. El Alaris me dejó en Atocha que ya no era una estación desconocida para mí tras el mesecito del curso de verano que pasé en el para mí mítico colegio mayor Loyola y en la Universidad Complutense de Madrid. De ahí sólo me faltaba localizar la línea 4 que iba a Parla y bajarme en un lugar llamado las Margaritas/Universidad junto a la Carlos III, encontrar un piso compartido dónde poder quedarme y localizar las oficinas de Andago.

Cercanias

Ahí estaba yo con mi mochila al hombro en busca de un lugar para vivir, una lista interminable de números de teléfono de Getafe que encontré en internet y la recarga del móvil al 200%. Sentado en una plazita frente a la que luego sería mi primera morada, marcaba sin cesar los números:

– Hola, estaba buscando una habitación para alquilar.

– Lo siento ya está alquilado.
– Ufffff, ese anuncio es de hace 3 años.
– Reparaciones Huerta digame.
– Alquilado.
– No en realidad es el piso completo y cuesta unos 800 al mes.
– Ocupado, gracias.
– Sí, mi amol, habitaciones libres no quedan, pero te puedo compartir mi cama con gusto.
– No lo siento, sólo admitimos mujeres.

Nada de nada, después de varias horas llamando y de visitar un par de pisos inmundos, y nada. En la cafetería de la Universidad y en las paradas de autobuses volví a recargar con nuevos números y seguí con mi misión imposible.

Finalmente y medio por casualidad acabé volviendo al punto de origen, dónde se alquilaba una habitación en un adosado bastante grande. Ahí conocí a «EL CASERO», don Tomás, que tenía alquiladas 8 habitaciones de su casa pero que él vivía allí y se encargaba de las tareas de mantenimiento y sobretodo de control.

13 rue percebe

La verdad es que yo esperaba que hubiera más gente joven, pero el único que estaba cerca de mi edad me sacaba 3 añitos. En el sótano, por supuesto habían reformado el garage y tal para poner más habitaciones, vivian un jubilado muy salao que pasaba el día paseando por los alrededores y un tipo al que nunca ví porque llegaba de madrugaba y salía a medio día a trabajar. En mi planta en el primer piso estaba el hombre de la radio, un hombre mayor que iba a todas partes con sus sevillanas puestas, un tipo de pelo cano que nunca te saludaba y siempre se quejaba al casero y justo a mi lado Pablo. Pablo me maravillaba porque siempre estaba con una sonrisa en la cara, trabajaba en el Carrefour y siempre me decía que tenía que prepararme cosas más sanas para comer como él. Por último en la azotea vivian un músico cubano al que nunca ví tocar por desgracia y el siguiente a mí en edad, un extremeño con el que esperaba tener más amistad, pero nunca tenía tiempo o dinero para hacer nada.

Una de las cosas más increíbles era que la tarifa era variable:

200 € Habitación
210 € Habitación + Uso Microondas
225 € Habitación + Uso Completo Cocina

Luego allí estuve al menos 6 meses viviendo hasta que me cansé de soportar las arengas del Casero:

Golpeando la puerta del baño cómo loco: – Javier a ver si te vas a ahogar que ya llevas por lo menos 10 minutos en la ducha !!!
– Javier podrías hacer menos ruido al cerrar la puerta de tu cuarto o al menos salir menos veces.

Y ni si quiera podías traer amigos a casa, con lo que al final hubo que buscar otro lugar.

Pero eso ya es otra historia…

Sorbitos de curturilla

Bueno pues cómo no sólo de tecnología puede vivir uno, aquí os dejo las últimas visitas «curturales» que hecho por los madriles últimamente:

El retrato

  • El fin de semana pasado visitamos la exposición El espejo y la máscara: El retrato en el siglo de Picasso en el museo Thyssen, que por cierto aún no había visitado. A ver si en otra ocasión me acerco a ver la exposición permanente que también es bastante impresionante. Los retratos eran de los más variados estilos, destacando la impresionante fuerza que tiene el autoretrato de Van Gogh y otro que me hizo reir es este de Miró, al que titulé el Monigote:
    Autoretrato Miro
  • En video vimos el otro día una película que a pesar de ser un poco cutre está divertida: El próximo oriente en la que al pobre Caín le pasa de todo por culpa de su hermano Abel, hasta el punto que termina casandose con la mujer que este ha dejado embarazada que es hija de inmigrantes bangladeses y de religión musulmana. Vamos historias que perfectamente encontramos en nuestro querido Lavapiés.

    El próximo oriente

    Ainnnssss, y eso me recuerda la comilona que nos pegamos el otro día en el Indio de la calle princesa y es que me encantan esos especiados manjares. Y cómo nunca me acuerdo de los nombres siempre tengo que preguntar cómo se llama ese Naranjita suave tan rico, creo que es Tika Masala, pero no toy seguro. 😀

  • Por último, ayer estuvimos en el ballet. Ssssshhhhh, quieto parao tol mundo, que no me he vuelto gay ni nada de eso y mientras escribo esto o lo cuento pongo una voz muy viril y escupo a un lado cómo buen macho. Fuimos a ver las zapatillas rojas del Ballet Madrid en el teatro Madrid, vivan las redundancias.

    Zapatillas rojas

    La verdad es que el ballet no es lo mio, pero está bien ver algo diferente de vez en cuando, y este era curioso porque mezclaba locuciones radiofónicas y algo de infografía con el ballet. Y lo más increíble de todo es que me dí cuenta que conocía a la gente que había preparado la obra, entre ellos María Graciani porque es hermana de mi anterior jefe en ideando y mucha gente de Pantalla Interactiva que eran los responsables de la infografía y demás. Si al final el mundo no es tan grande. 😀

Un Turégano en Casablanca

Panel Tanger

Tranquilos que no cunda el pánico ni las envidias gratuitas, he de empezar diciendo que NO estoy de vacaciones y que estas fotos son del año pasado :D. Sí, a estas alturas del año que casi nadie está de vacaciones esta aclaración me parecí­a importante. Las fotos son del viaje a Marruecos, un panel de Tanger y una paradita en la estación de Casablanca. Uno de esos lugares que con sólo pronunciar su nombre se siente un ligero respingo de emoción.

Y a qué viene todo esto, ahh sí,­ abuelo que ya se te va la olla y empiezas con tus batallitas de cuando Franco era corneta, pues a que me encanta viajar en tren. Esta semana tuve que viajar a Murcia, eso sí­ por trabajo, pero volví­ a sentir el gusanillo que corre por dentro cada vez que inicias un viaje.

Ture Train

Ese viaje en tren de Tanger a Marrakech con escala en Casablanca te hacía­a sentir cómo en otro mundo y en otra época. Los trenes son de vapor y con departamentos de 6 cómo el mí­tico Estrella de Levante que recorrí­a durante horas y horas el trayecto Barcelona-Sevilla y que he sufrido/disfrutado en varias ocasiones.

En el tren siempre encuentras a gente increí­ble: un amable joven argelino que vivía en Francia compartió camarote conmigo en el tren Madrid-París y me ofreció su casa allí o cómo en el tren nocturno Madrid-Lisboa donde departí durante hora y media con un orondo economista japonés que me contó mil y una historias. También memorable fué el Interrail con sus mil batallitas de trenes: las partidas con las cartas de Magic que compramos por el camino en cualquier rincón del tren, la noche que tuvimos que pasar en el suelo de la estación de Luxemburgo olisqueados por los perros del infierno o con el San durmiendo en el medio del departamento de literas dónde ya estábamos 6 porque no quería pagar la litera en el tren nocturno que nos llevó de Holanda al sur de Francia.

Cómo dicen en Casablanca: tócala otra vez Sam, si podéis no lo dudeís tomad un tren aunque sea destino al infierno, seguro que en él viaja gente de lo más interesante. 😉

Fighting Air Madrid, round III

Acabó el segundo asalto en el que parecía estar apunto de vencer, Air Madrid está desaparecida del ring pero los árbitros de VISA parece que han decidido…

Rocky vs Mister T
¡Empate! ¡Señores, es un empate!

Finalmente los árbitros (aka banca electrónica) han decidido concederme únicamente el 50% del billete, es decir lo correspondiente al viaje de vuelta que no se realizó. Cómo ya me habían pagado el 100% ahora me hacen un cargo por la mitad y en paz. Pin, pan, pin, pan meto y saco la mano de tu cuenta cuando me dá la gana. Pero vamos que la verdad es que no me voy a quejar porque es lo justo. Lo ahorraré para las próximas vacaciones. 😉

Fighting Air-Madrid, round II

Compramos un billete de ida y vuelta México-Madrid, Madrid-México con la ahora tan famosa e infame Air Madrid. Por suerte el vuelo de ida se pudo aprovechar para que viniera Liliana, eso sí con retraso de un día, 3 transbordos innecesarios, una noche de hotel, una visita de 2 horas a Cancún y 1001 molestias. En cambio el vuelo de vuelta que era para el pasado 28 de Diciembre no se pudo utilizar, aún no teniamos decidido si hacerlo o no :P, así que nuestra situación no fué tan crítica como la de la gente que se quedó atrapada en medio de su regreso de Navidad.

Air Madrid

Pero de todos modos la compañía estaba negandonos un viaje que nosotros habíamos pagado. Así que me decidí a buscar la forma de reclamar y tras hablar con Marisa (mi amiga que nos vendió los billetes) me recomendó una posible solución: Cancelar el pago de la tarjeta de crédito. Al parecer todos los pagos con tarjeta de crédito pueden ser cancelados hasta un año después de este, en este caso por la no prestación del servicio que habíamos contratado. Total que ni corto ni perezoso fuí a la Caixa a presentar la reclamación y tras varios papeleos me la aceptaron. Cancelaron el pago y nos ingresaron el importe total de los billetes de ida y vuelta. ¡Habíamos ganado¡ pero esto era sólo el primer round.

Boxing

Esta mañana me llaman de la Caixa indicandome que VISA no nos podía abonar el total del pago porque habíamos disfrutado de parte de este y sólo podiamos reclamar una parte. La verdad es que parece justo y sólo reclamé la mitad del billete, aunque el primer servicio ni si quiera lo prestaron correctamente. Así que me comunican que puede ser que hagan un cargo en mi tarjeta para compensar esa parte, y espero que sea sólo esa parte. El combate continúa…